Trazos de luz, trozos de México: la mirada poética de Marie Pain y Adriana Reid

Jesús Ibáñez, científico social y filósofo de la ciencia, decía que el ser humano “es un espejo que el universo coloca en su centro para mirarse”. Así es, la vida y todo lo que ella constituye sólo puede ser aprehendido mediante los sentidos, instrumentos cognitivos que, en el caso de los artistas, tienen la virtud de hacerlos partícipes directos de la Creación.

Marie Pain y Adriana Reid son de esos seres que han renunciado a la promesa del Paraíso, con tal de participar, aquí en la Tierra y no el Cielo, del diseño vital de la existencia. Mujeres mexicanas, como fotógrafas hacen de la vista, mirada; poesía transfigurada en imágenes que se sienten, que nos hablan. No es casual, ambas también son talentosas escribiendo, amantes de la poesía y de la música, en suma, biofílicas irremediables que encuentran belleza por todas partes, incluso en el dolor o, mejor aún, sobre todo en el dolor que en sus manos alquimistas se hace luz.

Marie Pain, “especialista en sueños a ojos abiertos, novel bruja empeñada en mirar a través de un tercer ojo”, como se define a sí misma, nació en la Ciudad de México; es inquieta pero introspectiva, discreta, casi tímida, pero sociable, en suma, contrastante. Su formación cultural y educativa, nos cuenta, es una mezcla de aciertos y adeudos en escuelas públicas y privadas, donde bien podía destacar notoriamente o perderse a voluntad. El perfil de Marie Pain, asegura Maria Luisa (que es el nombre que lleva desde niña), “encaja a la perfección en el de músico, poeta y loco. A los 30 años, Marie Pain empieza a vivir una adolescencia tardía y lúdica: se declara fotógrafa en proceso, escritora experimental y baterista autodidacta.

Adriana Reid, originaria de la Ciudad de México, radica actualmente en Guadalajara; reservada y de trato cálido, se nutre del entorno con sus maneras sencillas pero de gran intensidad. La pasión de Adriana Reid hacia la literatura y la poesía, encontró cause en el camino de su propia experiencia creativa: la fotografía artística. Su obra, señala ella misma, “es reflejo de mi perspectiva de vida, el ángulo de mi mirada, los trazos de la luz en mi visión diaria”. Tras algunos años de experimentación y estudio independiente, Adriana inicia su preparación formal en el Colegio de Fotografía de Occidente, donde no sólo encuentra el ambiente propicio para desarrollar sus conocimientos, sino también para afinar su sensibilidad artística.

En Trazos de luz, trozos de México, exposición fotográfica que se inaugura el próximo viernes 6 de agosto en el restaurante Sotavento (Horacio esquina con Schiller, Polanco) de la ciudad de México, convergen las miradas profundas de estas dos fotógrafas. Hasta la segunda semana de septiembre, mediante imágenes, las sombras de lo visto nos invitarán a encontrar, a riesgo de convertirnos por un instante en verdaderos iluminados, aquello que conmovió a Adriana y a Marie cuando dispararon a su paso por distintos sitios del país, por supuesto en defensa propia, el obturador de sus respectivas cámaras.