Aprender a pedir para un feliz comienzo

Primer día del año. ¿Quién puede resistirse a hablar sobre el año que se fue y este que comienza? Anoche los deseos no se hicieron esperar. Peticiones, doce para ser exactos, que decretamos al ritmo de las campanas y tratando de masticar las uvas preparadas para la ocasión. Amor, dinero y salud encabezan la lista de cualquiera. Los propósitos están a la orden también, desde hacer ejercicio y dejar de fumar, hasta mejorar el carácter o la relación con alguien que dejó de ser tan querido por alguna circunstancia que ya no importa realmente. El tipo de reflexiones que se hacen en los tiempos de cambio suelen tener un dejo nostálgico. Lo que se fue ocupa un sitio importante en las conversaciones y está bien que así suceda, pero deberíamos dejar de recordar con tristeza y enfocar nuestra atención en lo que comienza. El calendario casi nunca coincide con los ciclos vitales, de modo que nuestros anhelos, esos que pensamos a las doce en punto del 31 de diciembre, acaban siendo viejos habitantes de nuestra existencia: siempre deseamos estar sanos, ser amados y tener los suficientes recursos para sobrevivir. Aunque con el fin de año llega la tentación de hacer “borrón y cuenta nueva”, la verdad es que nosotros somos producto de lo vivido y la mala noticia es que, de pasar por alto el aprendizaje que el pasado nos deja cada nueva mañana, los errores que procuramos olvidar se harán presentes en las próximas faltas cometidas. Las fechas calculadas para marcar cambios, como son las decembrinas, deberían servirnos para reflexionar profundamente sobre las cosas. Para empezar, el pasado debiera ocuparnos en un sentido más positivo (¿qué nos deja?, ¿qué se queda?, ¿qué debe irse definitivamente?) y en lugar de lamentarnos por lo que ya no está, la actitud que puede engrandecernos es agradecer cada una de las enseñanzas. De la misma manera sucede con lo que pedimos. Un viejo dicho dice que hay que tener cuidado con los deseos porque se cumplen. Cuando pedimos amor ¿a qué nos estamos refiriendo? Valdría la pena primero pensar en cómo entendemos las relaciones de pareja y humanas en general, si lo importante para nosotros es dar o recibir, si hemos hecho lo necesario para tener la capacidad de responder a la solicitud que hacemos, si los motivos que nos mueven en la búsqueda de una persona con la que compartir la vida son los correctos, etcétera. Igualmente pasa con el dinero, muchas veces ni siquiera se sabe para qué lo queremos. No faltan las historias donde el ganador de la lotería termina deseando no haber ganado, porque el precio de tener más de lo que se necesita sin saber manejarlo es alto. La forma de resolver el dilema es aprender a pedir, sabiendo que no todo lo que nos parece atractivo será bueno para nuestra vida y que, al final, todo lo que ocurre en nuestra existencia deberá valorarse positivamente porque esas experiencias nos hacen quienes somos. Si miramos el pasado con buenos ojos, sabremos dejarlo ir sin resentimiento, entonces habremos aprendido a dejar morir lo que tiene que morir, para que nazca lo nuevo. Aquí no se trata de fines, sino de comienzos y los inicios no se construyen con deseos, sino con voluntad y disciplina. Demos gracias, comámonos las uvas con placentera calma y dispongámonos a continuar viviendo lo que hemos iniciado desde el primer día de nuestra existencia. ¡Feliz comienzo!

3 comentarios:

Claro,... Ano nuevo, vida nuevo, que todo lo viejo quede atrás!

 

hola... en primera gracias por pasar, y... te agradezco mucho que estés dispuesta a escuchar, solo que no se ni por dónde comenzar...

 

hola, gracias por pasar, y te agradezco que estés dispuesta a escuchar, pero no se ni por dónde comenzar...